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Internet hasta los huesos

  • Foto del escritor: No Son Tabú
    No Son Tabú
  • 6 may 2020
  • 6 Min. de lectura

Actualizado: 2 jun 2020

Silvia Riera / Anna Pérez


Vivir en la sociedad de la información implica que teclear una palabra en cualquier buscador sea suficiente para abrirnos las puertas a un mundo desconocido. Internet per se no es bueno ni malo, igual que no lo es la vida fuera de nuestras pantallas. El problema recae en como se usa, por lo que Internet puede ser a la vez una oportunidad y un peligro, sobre todo para las personas vulnerables como las que sufren algún tipo de trastorno de la conducta alimentaria


Según ACAB (Asociación Contra la Anorexia y la Bulimia) aproximadamente un 5% de la población española de entre 12 y 21 años sufre algún tipo de TCA (Trastorno de la Conducta Alimentaria). De esta cifra, las mujeres ocupan un 90% de los casos. Este trastorno se complica cuando los afectados acuden a páginas webs, foros o chats con personas que sufren las mismas patologías y en las que se animan entre ellas a adelgazar o a hacer ayuno, compartiendo excusas para mentir a los padres o tips para vomitar, los conocidos Blogs pro-ana y pro-mia (pro-anorexia y pro-bulimia).


Este tipo de páginas, creadas por personas que sufren estos TCA, los muestran como un modo de vida y no como un problema. En estas webs se comparte contenido de extrema peligrosidad: recomendaciones de marcas comerciales de laxantes, consejos para mentir a los padres o esconder la comida, rutinas de entrenamiento desmesuradas, dietas ínfimas en calorías o competiciones para ver quien pierde más peso en menos tiempo.




Como afirma Laura Fernández, psicóloga de ACAB y especializada en los TCA: “Estos blogs crean una identidad grupal, las chicas dejan de sentirse incomprendidas y refuerzan sus enfermedades”. Laura manifiesta que este tipo de contenido “es un factor precipitante” tanto para las chicas que ya habían superado la enfermedad y al verlo recaen, como para aquellas que pueden estar en una situación vulnerable y estos blogs las empujan al TCA. “Debemos trabajar en la prevención y en la navegación segura, las jóvenes deben saber que cuando un contenido en la red es dañino para ellas deben alejarse”, nos cuenta la experta.


En cuanto a la legislación relacionada con las webs pro-ana y pro-mia, el Parlament aprobó en marzo de 2019 por unanimidad un decreto ley que permitía vigilar, investigar y sancionar a las empresas o plataformas digitales que aun sabiendo de la existencia de estas páginas se negaran a eliminarlas. A pesar de este compromiso por parte de la Generalitat, a fecha de hoy no hay ningún tipo de legislación que limite o prohíba las páginas pro-ana y pro-mia a nivel estatal.


Los nuevos blogs


Aunque algunos estudios mencionan que estos blogs existen desde 2004, un informe de la Agencia de Calidad de Internet (Iqua) y la Asociación contra la Anorexia y la Bulimia (ACAB) afirma que los blogs con contenidos pro-anorexia y pro-bulimia aumentaron un 470% entre 2006 y 2011, y que las medidas legales contra ellos eran insuficientes. Nueve años después, los blogs son más difíciles de encontrar que antaño. Con una búsqueda de Google, tienes que llegar hasta la sexta página para encontrarte con los primeros, que en su gran mayoría, han sido eliminados o llevan sin actualizarse más de diez años. Los blogs ya no son tan atractivos porque son más difíciles de encontrar y no son precisamente el pasatiempo favorito de las adolescentes de hoy en día; ahora se sienten atraídas por las redes sociales.


Instagram no muestra el contenido de los hashtags #proana y #promia. Hacemos la prueba: al buscar hashtags como #anorexia o #bulimia, aparece una notificación para alertarte sobre el tipo de contenido que tratas de encontrar y una opción que ofrece ayuda psicológica. Si después de ver la alerta, aún quieres acceder al contenido, se muestran publicaciones de ánimo y alivio respecto al trastorno. Sin embargo, una sola búsqueda de estos hashtags en redes sociales como Twitter, Tumblr o Tik Tok es suficiente para encontrar un seguido de cuentas que promueven este tipo de trastornos y hacen apología de ellos. De hecho, ciertas usuarias de Tik Tok alertaron sobre el auge de videos que alentaban a las adolescentes a dejar de comer sin que ellas antes hubiesen visitado voluntariamente ninguna cuenta de esa índole. Que este tipo de contenidos siga siendo accesible recae siempre en el algoritmo, esa oscura fórmula que regula todo lo que vemos en nuestras redes pero que nadie sabe a ciencia cierta cómo funciona. Como explica la socióloga Ysabel Gerrard en este artículo, una de las reacciones que suelen tener las compañías de redes sociales es prohibir todo tipo de contenido relacionado con los trastornos alimenticios. Reddit en 2018 prohibió el sub proED (pro eating diseases) aunque hubo ciertas quejas porque según algunos usuarios, ese hilo era justamente para apoyarse entre personas que sufrían las enfermedades.


Fuente: elaboración propia
Captura del resultado en Instagram tras la búsqueda de la palabra anorexia

En Twitter, la apología a este tipo de enfermedades campa a sus anchas; basta con buscar palabras relacionadas con el tema para encontrarnos con cuentas repletas de piernas infinitas y cinturas de avispa junto a consejos sobre cómo no comer sin que nadie lo note. Está tan evolucionada la situación que hasta hay personas que se autodenominan “pro-ana coach” que te “ayudan” a conseguir el cuerpo que deseas, así como links directos a grupos de Whatsapp con más chicas que se encuentran en la misma situación. Como afirma Guillermo Cánovas (Asociación Protégeles) en declaraciones para el El diari de l’educació: “Hasta entonces se conocían en un hospital, con bata blanca y rodeadas de médicos. Ahora con Internet establecen contacto entre ellas al margen de la salud y se refuerza la idea de que es un modo de vida”.



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Twit de una usuaria en busca de una coach para perder peso

La llegada de la primavera


“Descubrí los hashtags Ana y Mía y no pude parar, entraba a Twitter y a Facebook cada día para sentir que estaba más cerca de mi objetivo”. Paula tenía trece años cuando le diagnosticaron anorexia. Siempre se había considerado una chica alta y grande, se comparaba con las otras chicas y creía que no encajaba. La llegada de la primavera desveló los vientres planos y los muslos delgados de sus amigas, pero los niños de su clase a ella le llamaban gorda, vaca o bicho. “Iba tapada siempre aunque hiciese mucha calor. Dejé de comer, y cuando comía me odiaba muchísimo y lo vomitaba”.

Desde los hashtags y los blogs, la idea del ayuno constante se romantiza de forma que se convierte en algo bello y grácil, que te convierte en la princesa que quieres llegar a ser. Con quince años, Ester se sintió atraída por esa idea. “Yo me identificaba con la figura de Mia, seguía “tips” sobre como comer ciertas cosas y luego hacer otras para que no me afectase, hacia todo lo posible para comer lo mínimo y lo disfrutaba. Yo solamente quería estar delgada y para ello buscaba palabras como Mia, Ana, delgadez o simplemente la palabra comida, porque sabía que a raíz de ciertas combinaciones de palabras aparentemente normales podía encontrar lo que buscaba, todo para llegar a lo que quería conseguir”.

Esos objetivos que se van fijando las chicas a medida que pasan por este trastorno está íntimamente relacionado con lo que la sociedad patriarcal espera de ellas. “La presión estética y el cánon de belleza que se nos impone a las mujeres tuvo un claro efecto en el desarrollo de mi TCA, recuerdo que en las series Disney todas las chicas estaban delgadas. Si creces viendo a Taylor Swift o Selena Gómez pero no eres como ellas, se te hace complicado aceptar tu cuerpo.”, explica Andrea, a quien se le diagnosticó anorexia con trece años.


Noemi Eggenschwiler, exmodelo profesional, afirma: “Cuando ejercía, en los años 90 los requisitos eran mucho menos estrictos, los diseñadores empezaban a descartar a modelos a partir de la talla 38, ahora el límite es una talla 34 en muchos casos”. Esta perspectiva choca con la entrada del fenómeno “Curvy” en el mundo de la moda, la exmodelo afirma que bajo su perspectiva no es más que una estrategia comercial “Es un intento de democratizar el consumo, pero en el fondo sabemos que nadie quiere ser gorda”.


Para evitar que las nuevas generaciones sigan creciendo bajo los mismos estereotipos y empiecen a hacerlo con referentes que los representan, debe haber una concienciación global y la implicación de todas las partes. Para que las jóvenes se sientan seguras con ellas mismas, las industrias culturales y las redes sociales deben dejar atrás aquello que conocemos como normativo para ayudar a generar una nueva normalidad más diversa.



Para saber más:



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